Si al final, los triunfos de los toreros no sirven para nada, mejor que cerremos el “kiosco” y nos dediquemos a otra cosa. Es lógico que, entre los toreros, desde el primero hasta el último todos pidan una oportunidad, algo que me parece justísimo. Lo que no tiene nada de justo es que un torero, el que fuere, haya sido triunfador de una feria y que no vuelva al año siguiente, eso sí me parece horrible, dantesco y mezquino. Es cierto que, los intereses creados están por encima de los legítimos éxitos de los hombres que a diario se juegan la vida.