Parece mentira que la democracia no haya entrado todavía en el mundo de los toros cuando, como se sabe, dadas las tecnologías reinantes en la sociedad en que vivimos, puesto que si la fiesta se organizara de forma democrática eso sería la salvación de la misma, al tiempo que se impartiría justicia que, en primer lugar, es de lo que adolece la fiesta de los toros.